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¿Qué es lo que comemos?

Sabemos que la publicidad forma parte de nuestra vida, aunque a veces ignoremos las graves consecuencias que determinadas tácticas de venta pueden causarnos, llegando incluso a constituir un bombardeo publicitario nocivo. Aquellos productos que elegimos comprar diariamente, en concreto los alimentos, son parte clave del sistema. Se anuncian como algo que no son, y esto provoca que la desinformación y el engaño se propaguen como cualquier enfermedad. Al fin y al cabo, también atacan a nuestra salud. 


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Es lo que nos cuentan los datos de la OMS. El hecho de que la principal causa de muerte en todo el mundo, la cardiopatía isquémica, sea consecuencia de llevar una mala dieta, solo confirma lo evidente: comemos sin saber lo que comemos. 

También los cánceres constituyen un enorme riesgo: 


Con aproximadamente 14 millones de nuevos casos en 2012. Se espera que el número de casos nuevos aumente en aproximadamente un 70% en las próximas 2 décadas. El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial y fue responsable de 8.8 millones de muertes en 2015. A nivel mundial, casi 1 de cada 6 muertes se debe al cáncer. Aproximadamente el 70% de las muertes por cáncer ocurren en países de bajos y medianos ingresos. Alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se deben a los 5 principales riesgos conductuales y dietéticos: alto índice de masa corporal, baja ingesta de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol (1).

Gran parte de la población no sabe realmente en qué debe basarse una buena dieta. Sin embargo, parte de este sector cree estar debidamente informado: ha introducido en su dieta cada uno de los nuevos "superalimentos", como el kale o la quinoa, suplementos alimenticios como la espirulina, u otros que han estado ahí siempre y que, ahora, se consideran esenciales si uno quiere tener un healthy lifestyle, entre ellos, el aguacate, la miel o la canela

En el lado contrario de la balanza, existe otro gran sector que suele subestimar la información nutricional. Porque, ¿qué importan unos cuantos gramos de grasa? Si es light, debe ser sano. Es lo que hemos comido siempre, y nunca nos ha pasado nada. Además, la comida es comida, y los productos bio son una estrategia de mercado.
Bueno, hemos de dar la mala noticia: no es la grasa, sino el valor nutricional como conjunto en lo que debemos fijarnos cuando llenamos el carro de la compra; los productos light no son sinónimo de salud, ya que hay que considerar que la grasa es esencial en una dieta equilibrada y que los químicos que sustituyen al azúcar o la grasa para reducir las calorías restan valor a un buen producto. 

Los alimentos han cambiado, la industria ha cambiado, y ya no comemos lo mismo que hace cincuenta años.

Henry Joyeux, oncólogo, nutricionista francés y autor del libro Come bien hoy, vive mejor mañana afirmó lo siguiente:


La alimentación es la base de nuestra salud. Si tomas porquería con pesticidas o tomas demasiados antibióticos (...) que no tienen ningún sabor, que no te sorprenda acabar enfermo. Comer mejor no es tan difícil. La naturaleza nos da lo mejor, pero los agricultores pueden mandarnos al hospital o, si trabajan en ecológico, ayudarnos a mejorar nuestra salud. La salud no es una religión. Es lo visible frente a lo invisible. (2)

Aunque se trata, en esencia, de una producción agrícola corriente, el cultivo ecológico elimina cualquier tipo de pesticidas y químicos del proceso. En consecuencia, nosotros no acabamos consumiendo este tipo de tóxicos, y además contribuimos a desarrollar la agricultura local. Otra forma de evitar la ingesta de metales pesados y pesticidas es realizar una breve cocción al vapor que no supere los 95 grados. Esta convierte los alimentos en bio, pues deja en el agua dichas sustancias tóxicas.

Y no cojea nuestra dieta de una sola pata. Lcalidad de la carne que espera envasada en el supermercado deja bastante que desear. Volvemos a insistir: la salud es lo visible frente a la invisible. Un filete de pechuga puede parecer estar en muy buenas condiciones, pero la vida del pollo queda, de algún modo, "grabada" en su calidad. Si un animal ha sido atiborrado a antibióticos durante toda su vida, su carne va a seguir conteniendo estos antibióticos una vez sacrificado. Pero no es el único factor que influye en su calidad. Es debido a lo que no vemos, que el precio entre un filete de pechuga campera o de lomo ibérico supera al de los productos que pudieran obtenerse de animales como el que vemos a continuación:




Su crianza se ha dado en condiciones pésimas. Por lo tanto, no constituye una opción ética la compra de su carne. 

Lo mismo ocurre con los huevos. Cuentan con un código impreso, y debemos fijarnos en el primer número para saber en qué condiciones vive la gallina que lo puso: 



0” Indica que es de producción ecológica.
1” El huevo proviene de una gallina campera.
2” La gallina es criada en el suelo.
3” La gallina es criada en una jaula.

Reducir tu impacto medioambiental, comer con moralidad, orientar tu salud en la dirección correctaApenas basta comer bien unos meses para alcanzar estos objetivos.


MÓNICA FASANAR BIXQUERT
2º BACHILLERATO A



Para más información:
(1) http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs297/en/; International Agency for Research on Cancer; 2013.
(2) http://cadenaser.com/ser/2017/09/06/gastro/1504688051_635610.html

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