LIBERTAD DE EXPRESIÓN: LO QUE REALMENTE SOMOS

La libertad de expresión, como su propio nombre indica, es un derecho universal del que todo el mundo debe gozar. Todos los seres humanos pueden expresarse sin ser hostigados o castigados por ello.

Bajo mi punto de vista, existen ciertos límites, los cuales no podemos atravesar. No obstante, tampoco se trata de limitarla, más bien hay que tratar de evitar mensajes ofensivos o humillantes y otros comportamientos inaceptables que debemos combatir.

La libertad de expresión es una batalla diaria, es el resultado de siglos de lucha contra la represión.

Hacer uso libre de la palabra, poder expresar realmente lo que pensamos es el mejor amigo del oprimido que busca y pretende cambiar la sociedad actual en la que vivimos.

Me entristece decirlo, pero siempre habrá alguien a quien no le gustemos y no por eso debemos callarnos y quedarnos mudos, porque hay que creer en uno mismo y eso es lo más importante, un buen comienzo.

Tenemos que asumir que cada uno es como es: moreno, rubio, de ojos claros, más alegre, serio, tímido... y hemos de saber respetar opiniones y pensamientos que a lo mejor tú no compartes pero que están ahí, manifestándose.

 

A continuación os dejo una poesía en la que reflejo lo que realmente pienso de la libertad de expresión.

A mi mejor amiga, Nagore, por siempre estar conmigo.

Quiero que sepas

Me encantas cuando te ríes

porque eres preciosa despreocupada.

Me encantas cuando te das cuenta

de lo fuerte que eres y de que las piedras

están ahí para tropezar, caer, tropezar y saltar.

Me encantas cuando entiendes que

imposible solo es una palabra,

cuando luchas por hacer de lo improbable

una casualidad.

No escuches a los que tiendan

tus lágrimas y decepciones,

haz de la huida un rescate

y de tus llantos un motivo del

estar aquí.

Viste de verde y naranja

cuando te apetezca,

sin pensar en el qué dirán

porque puedo decirte

que los “mundos curvos”

también pueden ser una opción.

Exprésate, habla, comparte,

porque es la forma más bonita

que tienes de ser tú misma,

aunque no lo creas.

Estás preciosa

en el bar, la cocina, el jardín,

con tus defectos y virtudes,

con ataduras o sin ellas.

Créetelo, lo ajeno es irrelevante

y yo estoy aquí para recordártelo.

Recuerda,

si el mundo se te tira encima,

tú enséñales los dientes,

sonriendo,

porque con tal de verte volar

haría lo que fuera para

no perder esos hoyuelos que le

dan más color a mis despertares.

Deja de ver a tus ojeras

como a sueños incumplibles

y haz del insomnio un viaje

de vuelta a la almohada.

Muévete al ritmo o

a destiempo,

tú decides,

porque debo decirte

que lo que más admiro de ti

es tu libertad.

Y sé feliz.

Pero no por alguien.

Tampoco por algo.

Quizás con alguien.

Nada de eso;

sé feliz porque,

al fin y al cabo,

es lo que te mereces.

Alba Blanca Mora García 3º-ESOB