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Luces y sombras de la "mejor" educación

Actualmente todos los estudiantes hemos podido notar que el nivel que se nos exige de estudios es progresivamente más elevado. La educación evoluciona con el desarrollo de nuevos métodos o el cambio de leyes que les afecten, además de la demanda de esta. También hay que tener en cuenta que cada país del mundo determina qué es más importante y que lo es menos para llevar a cabo su sistema de enseñanza. 


El programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, también conocida como PISA por sus siglas en inglés, tiene como objetivo evaluar hasta qué punto los alumnos que se acercan al final de su educación obligatoria han adquirido conocimientos y destrezas esenciales para desenvolverse en la sociedad. El ranking de este programa lo lideran dos países asiáticos: Corea del Sur en primer lugar, y seguido muy de cerca, tenemos en segundo puesto a Japón. Estos dos países orientales tienen mucho en común en su sistema educativo y mentalidad sobre la educación. 



La razón por la cuál Corea del Sur inició un programa de estudios extremadamente estricto se debe a su determinación en reducir su tasa de analfabetismo (una de las más altas del mundo) y de pobreza. En casi 40 años no solo han logrado su objetivo, sino que se han convertido en una de las principales potencias educativas y económicas del mundo. Su secreto es una disciplina ejemplar y una mentalidad donde tener éxito en el futuro va ligado a una elevada capacidad de sacrificio. Este país forma a sus alumnos para que sean los próximos dirigentes de las grandes empresas de Corea, no para que sean simples empleados. Esta es una de las razones por las cuales se realizan grandes inversiones económicas ( el 7% del PIB, mientras que en España es un 4'1% del PIB) a las instituciones educativas. Aparte de este dinero, los padres de los alumnos hacen donativos a los colegios para mejorar todo lo posible las instalaciones y tener a punto la tecnología en las aulas. Esto se lo pueden permitir porque allí la educación es gratuita hasta los 15 años.



Otra cosa que es inevitable destacar es el nivel de rendimiento de los estudiantes surcoreanos. Su jornada en los centros escolares es de 6 a 7 horas, sumando las 4 o 5 horas de academias de refuerzo a las cuales asisten después de haber tomado una cena rápida sobre las cinco de la tarde.  La cosa no acaba aquí porque al llegar a casa siguen estudiando. Como consecuencia ellos estudian 16 horas más a la semana que la media de la OCDE, organización con 34 países miembros de la cuál España forma parte.



Como hemos comprobado esta educación es muy exigente y te permite desarrollar una gran capacidad de auto-sacrificio y disciplina para conseguir lo deseado, pero a la vez tiene sus contras y algunos de los ejemplos puedes ser: si un estudiante no consigue sacar buenas notas no está bien visto por la sociedad, e incluso se puede llegar a transmitir esta "vergüenza" a su familia y esta también será vista con mala cara; sus sistema de educación es memorístico por ello cuando los alumnos surcoreanos pasan a universidades internacionales suelen tener muchos problemas con el trabajo en equipo; por último está uno de los datos más impactantes: el número de suicidios de jóvenes por el nivel de estrés a los cuales están sometidos y la gran soledad que pueden sufrir por centrar su día a día solo en los estudios ( lidera el puesto de mayor suicidios  de menores de 24 años en todo el Mundo).




Japón es bastante parecido a Corea del Sur respecto al nivel de exigencia educativa, pero se diferencia en pequeños detalles que vamos a tratar ahora. Al igual que su vecino, Japón considera  que una forma de mejorar la patria es un nivel de educación muy alto y que sea asequible a muchos jóvenes. Debido a esto la escuelas y material escolar son gratuitos, además su profesorado está altamente formado. Por tanto la docencia está muy demandada porque es un trabajo muy respetado por la relación que se hacen con los Samurai. Parece difícil comprender la relación de un Samurai y un profesor, pero es que antiguamente la formación  del pueblo la establecían estos militares de la aristocracia.



Ya hemos hablado de las semejanzas entre ambos países, ahora hablaremos de sus diferencias. Una de estas es la valoración del trabajo en equipo y la compresión de los problemas para poder aplicar los conocimientos obtenidos en el estudio en cualquier ámbito deseado. Para fomentar y entrenar estas características, Japón ofrece asignaturas de valores: economía doméstica, artes tradicionales japoneses, cocinar o coser, caligrafía, cursos de educación moral, etc. Es considerado fundamental que los alumnos  desarrollen una conducta cooperativa, disciplina de grupo y respeto a las normas. La colaboración grupal es muy valorada porque forma parte de su personalidad, si un grupo de personas se mueve al mismo ritmo se pueden conseguir mucho más beneficio y este esfuerzo es colectivo,  no egocéntrico. Normalmente los alumnos se encargan de limpiar el centro escolar y de servir sus propias comidas, además suelen participar en muchas actividades extraescolares y excursiones fomentadas por los centros educativos.


Otra cosa que deberíamos tener en cuenta cuando hablamos de la educación japonesa es su mentalidad. Los japoneses se caracterizan por ser personas muy reservadas que no muestran sus sentimientos para no molestar a los demás, a su vez no suelen quejarse si las normas son muy estrictas porque se les ha educado para ser obedientes y confiar que lo que hacen es por el bien de su país. En este pensamiento podemos ver una capacidad de autosacrificio demasiado alta, y la incapacidad de comprender que un compañero no pueda seguir las exigencias o el ritmo de trabajo. Como consecuencia si un estudiante suspende o sus notas son más bajas que la media se le considera un fracaso , y esto se puede aplicar también en el caso que una persona que se queje por trabajar horas extra después de ejercer casi doce horas de profesión. 

Estas dos sistemas educativos forman muy bien a sus alumnos, pero ambas comparten la misma ideología: si no te adaptas al grupo y a las exigencias, estas fuera. Esto para la mentalidad occidental es inconcebible porque valoramos más allá de las calificaciones y la obediencia, nosotros recompensamos la creatividad y  la determinación de tomar decisiones propias.  Nadie debería de dar valor a una persona solo por sus estudios, y mucho menos rechazarla por no conseguir la meta que se le a obligado a cumplir. 


Elvira Candel Elorriaga 2º de Bachillerato A

1 comentari:

  1. Muy interesante.No conocía que el sistema educativo de estos países fuera tan exigente y estresante.
    Le dan más valor a los estudios que a la propia persona.
    ¡¡ Pobres estudiantes !!

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