Nunca es cosa de mujeres
Este viejo tópico, profundamente asentado en nuestra cultura, ha provocado que la autoría femenina haya sido en infinidad de ocasiones ignorada, trivializada e incluso plagiada por otros.
Llama la atención el caso de Rosanlind Franklin, a la que quizá no conozcan. En cambio, puede que Watson y Crick sean nombres que le resulten familiares.
Ganadores del Premio Nobel de Medicina del año 1962, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins fueron laureados a costa del trabajo de Franklin. Este fue clave para la formulación del modelo de la estructura de doble hélice del ADN, por el cual recibieron el Nobel; de su autora, no sabemos nada. Ni siquiera se molestaron en mencionarla en los agradecimientos. Esto quizá se deba a que lo robaron sin su permiso, o simplemente al disgusto que sentían por la fuerza que demostraba cada día en un laboratorio dominado por hombres.
Según el libro publicado por el propio Watson, Doble Hélice, en el que relata de forma personal el descubrimiento de la estructura del ADN, Franklin era descrita como una feminista autónoma, decidida a llevar a cabo su trabajo sin verse ahogada bajo el yugo de algún hombre. Pese a todo, a Watson le parecía una pena que su inteligencia la mantuviera allí, y comenta en el libro que era inevitable pensar que el mejor lugar para una feminista era el laboratorio de otra persona.
¿Contaba para algo que fuera una cristalógrafa experimentada? No mucho. Cuando se quiere quitar a alguien de en medio por miedo a caer en su sombra, las cualidades se convierten en lastres. La ciencia era una competición, y Rosalind su principal adversaria. Mientras el dúo Watson y Crick quedaba estancado una y otra vez, el renombre de Rosalind seguía creciendo. Daba conferencias y publicaba fotografías de la estructura del ADN cada vez más claras, pieza clave para resolver el rompecabezas.
Por otro lado, Wilkins, compañero de laboratorio de Rosalind, ansiaba controlar tanto la investigación como a la mujer, y seguía sin conseguir hacerse con ninguna de las dos. Desprovisto de poder, su deseo de recuperar su lugar en el laboratorio confluyó con las ansias de triunfo de Watson y Crick. Además, sabían con seguridad que el trabajo de Rosalind era mejor que el suyo.
Estos fueron los motivos que llevaron a los tres investigadores a aunarse contra ella, a convertirse en cómplices del robo de su imagen estrella, la fotografía 51. En ésta se podía distinguir con una claridad jamás conseguida por difracción de rayos X la estructura de doble hélice del ADN.
Rosalind murió el 16 de abril de 1958, a causa de un cáncer provocado por las investigaciones que llevó a cabo y en las que existía una relación con ciertos elementos radioactivos. El Nobel por sus descubrimientos fue otorgado a Wilkins, Watson y Crick cuatro años más tarde.
Llama la atención el caso de Rosanlind Franklin, a la que quizá no conozcan. En cambio, puede que Watson y Crick sean nombres que le resulten familiares.
Ganadores del Premio Nobel de Medicina del año 1962, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins fueron laureados a costa del trabajo de Franklin. Este fue clave para la formulación del modelo de la estructura de doble hélice del ADN, por el cual recibieron el Nobel; de su autora, no sabemos nada. Ni siquiera se molestaron en mencionarla en los agradecimientos. Esto quizá se deba a que lo robaron sin su permiso, o simplemente al disgusto que sentían por la fuerza que demostraba cada día en un laboratorio dominado por hombres.
Según el libro publicado por el propio Watson, Doble Hélice, en el que relata de forma personal el descubrimiento de la estructura del ADN, Franklin era descrita como una feminista autónoma, decidida a llevar a cabo su trabajo sin verse ahogada bajo el yugo de algún hombre. Pese a todo, a Watson le parecía una pena que su inteligencia la mantuviera allí, y comenta en el libro que era inevitable pensar que el mejor lugar para una feminista era el laboratorio de otra persona.
¿Contaba para algo que fuera una cristalógrafa experimentada? No mucho. Cuando se quiere quitar a alguien de en medio por miedo a caer en su sombra, las cualidades se convierten en lastres. La ciencia era una competición, y Rosalind su principal adversaria. Mientras el dúo Watson y Crick quedaba estancado una y otra vez, el renombre de Rosalind seguía creciendo. Daba conferencias y publicaba fotografías de la estructura del ADN cada vez más claras, pieza clave para resolver el rompecabezas.
Fotografía 51 |
Estos fueron los motivos que llevaron a los tres investigadores a aunarse contra ella, a convertirse en cómplices del robo de su imagen estrella, la fotografía 51. En ésta se podía distinguir con una claridad jamás conseguida por difracción de rayos X la estructura de doble hélice del ADN.
Rosalind murió el 16 de abril de 1958, a causa de un cáncer provocado por las investigaciones que llevó a cabo y en las que existía una relación con ciertos elementos radioactivos. El Nobel por sus descubrimientos fue otorgado a Wilkins, Watson y Crick cuatro años más tarde.
Hoy en día, es de suponer que sucesos como este no ocurren y, sin embargo, continúan las desigualdades, la infravaloración y los casos de machismo. Es evidente que las faltas de respeto hacia el género femenino continúan dándose en todos los ámbitos. Además es necesario acabar con la idea de que las mujeres y los hombres son diferentes, y que esa diferencia se traduce en que las mujeres son menos aptas para la investigación científica. Esta afirmación fue y es un error que necesita ser erradicado de la mentalidad social cuanto antes.
Mónica Fasanar Bixquert
2º BACH A
qué mona va esta chica siempre
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