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El vendedor de humo

"Indiciariamente, sí". Esa es la respuesta de Manuel Morocho, inspector jefe de la UDEF, a la pregunta de Carolina Bescansa sobre si Mariano Rajoy recibió dinero de la Caja B del Partido Popular. "Indiciariamente, sí", una frase que, en cualquier país del mundo, hubiera abierto todos los telediarios.

Cataluña es la excusa perfecta, una cortina de humo suficientemente grande como para ocultar una trama de corrupción que involucra al mismo presidente. Porque, sí, presumiblemente el misterioso M.Rajoy de los papeles de Bárcenas es Mariano Rajoy, nuestro presidente. Ese señor que nunca sabe nada y cuya estrategia para resolver cualquier conflicto es esperar a que este acabe mágicamente. Y por ahora le funciona. Aquello que decía Donald Trump de que, aunque se pusiera a disparar a la gente en la Quinta Avenida no perdería votos, lo ha cumplido Rajoy robando delante de todos los españoles y subiendo en las encuestas. Entre los acontecimientos ocurridos en Cataluña y la absurda polémica sobre la camiseta de la Selección Española, el hecho de que el PP "respondía al perfil de organización delictiva" (según palabras del propio inspector Morocho) ha pasado desapercibido.

La repercusión de tal noticia (para nada inesperada, por otra parte), ha sido preocupantemente baja tanto en el ámbito político como en el social, igual que los anunciados nuevos recortes en sanidad y educación. Esto es una carta en blanco para los gobernantes, aquellos que se supone trabajan por el bienestar común. Si no reaccionamos a un hecho como que  nuestro presidente haya recibido dinero negro ¿A qué reaccionaremos? En cambio, la gente se preocupa por si la camiseta de España parece incluir un tono morado republicano. Ni siquiera la independencia de Cataluña, me atrevería a decir, tendría que ir por delante de esta afirmación en los noticiarios. En cualquier democracia que se aprecie el Partido Popular estaría inhabilitado o incluso ilegalizado, pero aquí la justicia solo se le aplica a quienes piensan diferente.

Esta desinformación está causada por los medios, de eso no hay duda. La mejor manera de manipular cuando algo no se puede defender es no informar. Pero la gente de a pie también tiene la culpa. Es imperdonable que, ante una noticia de tal magnitud, prefiramos discutir sobre camisetas. Los medios no solo informan para el gobierno, también para su audiencia, y actualmente la mayoría de los espectadores televisivos están escondidos entre banderas, y banderas es lo que quieren. Lo triste es que en TVE no se haya emitido la noticia más que en el canal 24h, el cual ha tenido un share medio de 1'8% en octubre. La televisión pública, la que pagamos todos los españoles, no se hace eco de la investigación de una de las tramas de corrupción más graves de nuestro país. Pero después son los que controlan este medio los que dicen que TV3 está demasiado manipulada y que hay que intervenirla.


En definitiva, España y su nivel informativo habitual. Me preocupa lo ocurrido, porque significa que los españoles se guían más por los sentimientos que por la razón. Y, en cuanto a la política concierne, los sentimientos son muy peligrosos. Y los medios únicamente se dedican a avivar esa llama y a crear más odio. Una llama que evoca suficiente humo como para que la gente no pueda fijarse en lo importante.

Joan Dolz Mensua
2Bach A


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