Mi crónica sobre el intercambio con Suecia
La
pasada semana un grupo de estudiantes de primero y segundo de
bachillerato nos fuimos de intercambio a Suecia, en concreto, a un
pequeño pueblo al sur, Skövde.
Allí
estuvimos en el instituto Gymnasium Skövde Västerhöjd, que es
mucho más grande que nuestro pequeño y acogedor centro. Tiene
muchos más alumnos e incluso cuando hablábamos con los estudiantes
nos decían que les daba la impresión de que cada día veían caras
nuevas.
Nosotros
estuvimos presentes solamente en las clases de español e inglés y
he de decir que las de inglés son muy diferentes a las de España,
debido a que son más interactivas. Fomentan la capacidad
oratoria de los alumnos haciéndoles exponer sus propias ideas sobre
un tema concreto y luego debatirlas con los demás compañeros. Se
trata de saber si están de acuerdo o no y conocer el porqué de sus
respuestas.
Una
de las razones por las que las clases de inglés en Suecia son tan
distintas a las nuestras se debe a que los estudiantes ya tienen una
base muy bien formada del idioma, pues estudian inglés desde que
tienen aproximadamente 5 años (es mejor estudiar una segunda lengua
desde pequeños, para que puedan interiorizarla de forma natural, es
decir, como si fuera su propia lengua materna).
Nosotros,
por el contrario, empezamos a estudiar inglés cuando somos pequeños,
aunque nunca conseguimos el mismo nivel porque no tenemos tantas
horas y no somos capaces de adaptar esa segunda lengua como en
otros países. Otra diferencia entre sus clases de inglés y las
nuestras es que mientras ellos están formando su capacidad oratoria,
nosotros todavía estamos aprendiendo cómo realizar apropiadamente
una frase, para poder defendernos en un país extranjero
correctamente con el fin de entendernos con las demás personas.
También
pudimos ver que no existía un timbre en el instituto para avisar a
los estudiantes de que las clases comienzan o terminan, sino que
ellos mismos controlan el inicio y el final. El motivo es que todas
las clases no duran el mismo tiempo; por ejemplo, una clase de
matemáticas puede durar 45 minutos y otra de lenguas extranjeras se
puede alargar hasta una hora y cuarto, aproximadamente.
Respecto
al tiempo en Suecia, es muy diferente al nuestro, ya que ellos en
invierno sólo tienen 4 horas de sol y hace muchísimo frío. Sin
embargo, es un frío muy distinto al de Valencia porque no hay tanta
humedad. Me refiero a que aquí, por muchas capas de abrigo que nos
pongamos encima, seguiremos teniendo frío por culpa de esa
humedad. Los suecos con un anorak, unos guantes y una bufanda ya
no tienen frío. A pesar de esto he de decir que eché mucho de menos
el sol y la temperatura de Valencia.
Acerca
de las familias suecas, cada una es un mundo, como en todas en
general. Sus horarios de las comidas son muy diferentes a los
nuestros, ellos comen y cenan muy pronto y creo que eso es positivo,
ya que te da tiempo a hacer muchas cosas. Como ejemplo, un día que
tuve una cena familiar cenamos a las siete de la tarde y a las siete
y media aproximadamente ya habíamos acabado. Mi compañera de
intercambio me preguntó si me apetecía ir al mirador para observar
cómo era Skövde por la noche. Luego, de camino a casa, pasamos por
un campo de hockey para ver cómo entrenaba un equipo jugando al
innebandy; después fuimos a ver un partido de hockey y,
finalmente, volvimos a casa sobre las nueve de la noche.
Lo
que quiero decir es que aquella noche nos dio tiempo de
hacer muchísimas cosas y, además, nos fuimos a dormir con la
digestión hecha, que es lo mejor, ya que nuestro cuerpo puede
relajarse y así podemos descansar mejor para afrontar el día
siguiente.
Para
finalizar mi crónica sobre esta magnífica experiencia, quiero decir
que es fantástico poder salir de España para conocer un país tan
diferente en todos los aspectos como es, en este caso, Suecia. De él
podemos imitar algunas costumbres que nos ayudarán a mejorar nuestra
forma de vida.
María Xiaolan García Frechina 1 BAT. A.
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