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1º Premio Concurso Literario 2015 Categoría B - Saliendo del teatro

Saliendo del teatro.

El telón bajó suavemente, el ruido de los engranajes opacado por los aplausos. Las luces en los laterales se encendieron a la vez que los primeros espectadores comenzaban a levantarse. Nuestro querido personaje fue de los primeros en abandonar la sala, uno de los pocos que no habían acudido acompañados.

La noche había caído sobre la ciudad durante el tiempo que había durado la obra. Justo en la puerta, una hilera de taxis se había colocado a la espera de clientes. El desconocido personaje pasó de largo, paseando por la ciudad hasta su casa y pensando, o más bien recordando, la función a la que acababa de asistir. Una historia simple, casi mundana, aunque ingeniosa. Los personajes secundarios existían con el único fin de apoyar al principal, o por el contrario, impedir que cumpla su objetivo.

Dicen que cada uno es el protagonista de su propia historia, pero ¿y si no era este el caso? No pudo evitar preguntarse cuál era su papel en aquella obra. Puede que su vida no fuese más que los detalles de la trama principal que protagonizaba alguien más. ¿Qué era entonces? ¿El antagonista? ¿El fiel compañero del protagonista?

Se detuvo en el paso de cebra, fijando la vista en el semáforo que, de algún modo, se veía como un foco a sus ojos. Era su escena, pero no conocía el guion, ni la historia, ni su papel.

Tal vez no era su destino ser el personaje principal, tal vez tampoco sería su eterno rival o su fiel amigo. Tal vez su único propósito era ser ese personaje secundario que cuenta su propia historia, que enriquece la función y emociona al público con sus detalles. Tal vez en eso consistía la vida, en el detalle.

Nuestro amado personaje comenzó a andar, el foco frente a él, los pitidos de los coches se transformaron en una ovación de aplausos y silbidos, un chirrido en el fondo. Las luces se apagaron y así terminó su último acto.



Helena Bailach,  4º ESO A

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