Crónica de un viaje a Millau
Este
año hemos ido de intercambio a Millau, una ciudad del sur de
Francia, concretamente de la provincia de Montpellier.
Tras
un largo viaje de 11 horas, parando en muchas áreas de servicio, por
fin llegamos a Francia. Allí ocurrió el suceso más dramático,
pues tuvimos que quitar los datos del móvil. Pusimos pie en Millau
sobre las 6. Entonces nuestras respectivas familias nos acogieron y
nos llevaron a casa. Yo particularmente fui con algún que otro
español a ver la obra de teatro que habían preparado. Trataba
sobre un niño que se enamoraba de una anciana; la obra tenia
carácter solidario, pues el personaje principal era un niño que iba
en silla de ruedas. La obra estuvo muy bien, pero no entendí nada.
El
viernes fue primer día en el colegio y por ello nos deleitaron con
un desayuno típico francés. Después fuimos a dar clase de francés
y nos tiramos toda la hora traduciendo refranes del español al
francés y viceversa. Lo que más me extrañó de ese día fue la
comida, pues comí en el colegio una salchicha con unos
interminables granos de quinoa. Recién comidos fuimos a un pueblo
templario, La Couvertoraide; allí una señora nos enseñó cómo se
hacía la lana y sus usos. Después una guía no mostró todo el
pueblo, contándonos su historia y llevándonos por sus calles. Lo
mejor de la visita fue subir a la muralla, ya que desde ahí se veía
una vista panorámica del pueblo. Después fui a mi casa y aproveché
para ver la televisión francesa y cultivarme un poco.
El
Sábado, aprovechando que no había clase, fuimos a visitar el centro
de la ciudad. Allí visitamos el centro comercial y la Beffroi, una
torre más alta que el Miguelete. Y después fuimos al ayuntamiento,
donde nos recibió un teniente de alcalde y nos dio la bienvenida.
Después
nos llevaron a comer el Aligot, que es la comida típica de Millau.
Al acabar la excursión fuimos a jugar al laser game a un lugar que
estaba muy bien y donde los jóvenes solían gastarse el dinero.
El
domingo fui a visitar Montpellier, una ciudad preciosa con un barrio
moderno inspirado en las costumbres grecolatinas realizado por
Ricardo Bofill.
El
lunes hice la que en mi opinión la mejor excursión. Fuimos a las
cuevas de Roquefort, donde nos explicaron el procedimiento del queso
y la historia de él, además probamos en exclusiva un queso que data
de la época de los templarios. Después todos nos compramos queso
para traer a España.
Después
fuimos a un Velo Rail, que es como un carrito que vas por las vías,
me tocó de compañero con Daniela, Esther y Pilar, fuimos
disfrutando del paisaje y sin prisa, fue una buena experiencia.
El
martes, nuestro último día, fuimos a un museo de insectos, donde
nos enseñaron el procedimiento de la miel y aprendimos muchas cosas
sobre las abejas.
Después
de comer fuimos a hacer senderismo a un monte en el que hay unas
vistas espectaculares: Montpellier le Vieux. Al acabar nos llevaron a
una granja ecológica donde las ovejas cobraban el mayor
protagonismo, ya que de ellas sacaban yogur, leche, queso y
salchichón.
Al
acabar volvimos a ir al laser game y fuimos a cenar un sitio de tacos
en el centro comercial
La
despedida fue muy triste y dura, pero siempre nos queda la opción de
vernos, ya que están a 6 horas en coche
El
intercambio fue inolvidable, conocimos mucha gente, tanto franceses
como españoles, puesto que lo hicimos conjuntamente con el IES
Ferrer i Guardia. Lo pasamos muy bien y nos quedamos con ganas de
quedarnos más.
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