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CRUZANDO FRONTERAS


No es lo mismo cruzar fronteras por Europa que fuera, lo digo por experiencia. Éste verano fui de vacaciones con mi familia y visitamos varios países (Túnez, Argelia, Francia, Alemania, Suiza,..) .

Para cruzar la frontera de Argelia lo típico es esperar unas cinco horas de cola, rellenar unos papeles, esperar otra cola para entregarlos..... En mi caso no fue así, llegamos y nos preguntaron de dónde somos, les dijimos que de Siria. Entonces los policías nos cogieron un cierto cariño porque conocían una novela siria de la cual eran muy aficionados (Bab al Hara). Por lo tanto nos comentaban cosas de ella. Cuando hablábamos con ellos nos decían que nos entendían perfectamente y que les gustaba mucho nuestro dialecto y nos intentaban imitar. Como había que rellenar unos papeles vinieron un par de policías, se apoyaron en nuestro coche y cada uno rellenó una cosa mientras conversábamos, se nos pasó el tiempo volando. Nos dejaron pasar enseguida, no nos hicieron esperar apenas. Después teníamos que pasar por una aduana y también nos colaron sin revisar el coche, porque vieron que éramos gente de confiar.

Cuando cruzamos la frontera de Argelia a Túnez estuvimos esperando unas seis horas de cola, y los policías eran muy bordes, no se tomaban bien su trabajo, estaban pasando el rato charlando mientras que había una cola infinita. Después de un par de horas esperando, les pedimos permiso para entrar a los aseos y nos dijeron que no podíamos, que si era tan urgente, teníamos que volver a Argelia, o sea, imaginaros. Cuando por fin entramos a Túnez a las tantas horas de la mañana tuvimos que buscar un sitio donde alojarnos y lo conseguimos. Fue un alivio encontrar un hotel tan cerca donde pudimos quedarnos a pasar la noche.
Un día unos amigos nos animaron a visitar un sitio turístico. Para llegar teníamos que ir en lancha. En ese momento lo pasamos bastante mal porque nos vino a la mente cómo los refugiados salen de su país amontonados, unos encima de otros en lanchas hinchables con pocas probabilidades de llegar sanos y salvos.

Cruzar fronteras que pertenecen a una misma unión es algo bastante raro porque vas pasando por países y llega un momento en el qué ya no sabes por donde andas a menos que te lo indique el GPS y te avise por el cambio de velocidad o los carteles de publicidad que te vas encontrando por ahí.


Cuando hablo de fronteras o viajes en seguida me viene a la mente los refugiados que abandonan su hogar sin culpa de nada, y lo hacen por guerra. Al menos cuando nosotros nos vamos de viaje sabemos cuándo nos vamos, con quién y a dónde; en cambio los refugiados salen sin saber nada, y van en busca de un techo donde alojarse y estar lo más seguros posible.
Pensar lo mal que lo pasan, lo duro que es tener que abandonar TODO, dejando lo que les queda de objetos de pertenencia, o incluso abandonar a la propia familia, teniendo que empezar una nueva vida desde CERO, que te obliguen a salir de tu propia casa para dejarte tirado en la calle o vete a saber dónde, es muy cruel.
Me parece inhumano, es algo que no se debería permitir porque son humanos, repito, HUMANOS.
No son bichos raros, son como nosotros, tienen emociones y sentimientos, tienen sueños que cumplir.
Pensemos lo afortunados que hemos sido de vivir en un país como éste, tenemos que aprender a valorar lo que tenemos porque muchas veces no nos damos cuenta hasta que ya es demasiado tarde.
Recordemos que:
Hoy en día se puede ayudar de muchas formas, mediante ONGs, campañas, haciendo donativos, yendo de voluntarios a campos refugiados, o incluso se puede ayudar descargando aplicaciones gratuitas en un dispositivo móvil, tablet… solo se tiene que entrar a la página solidarityApp.com y seguir unas instrucciones.

¡Os invito a probarlo!

Batul Balbaki Tibik, 2º de Bachillerato A

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