Las verdaderas raíces de la democracia
Los alumnos de 2º de bachillerato hemos recibido hoy, 29 de abril, una de las mejores lecciones de democracia que pueden ser dadas. Esta lección no la dio uno de los padres de la "transición", sino un antiguo miembro del Partido Comunista. Arrepentido, este pedazo de historia viviente de España se lamentaba por el resultado de la transición, y nos auguraba un negro futuro a los jóvenes.
A las doce y media de esta mañana el señor Joaquín Navarro llegaba a nuestro instituto, acompañado de su
mujer y escoltado por parte del departamento de Historia. Pocos minutos después comenzaba el relato de su vida, interesante y muy marcada por las circunstancias políticas de la época.
Desescolarizado demasiado pronto, este hombre se vio obligado a trabajar desde niño en medio de la posguerra española. Cuando el trabajo fue más escaso decidió marchar a Francia, donde se afilió por primera vez al Partido Comunista, que representaría parte de su familia los siguientes años.
Uno de los arriesgados trabajos que realizó este hombre fue el de llevar propaganda comunista desde Francia a España, donde estaban prohibidos los partidos políticos y el Partido Comunista era especialmente perseguido. Cuando pasaron los años, este hombre regresó definitivamente a España y comenzó una carrera de activismo sindicalista, incitando a la huelga y formando parte del sindicato vertical.
Nefastas fueron las circunstancias de un 24 de enero de 1977 en el que cinco "camaradas" de este icónico anciano fueron asesinados, sin embargo, su comentario al respecto no fue del todo negativo: habló de que aquello aceleró la transición, y, finalmente, inundado de culpabilidad, se lamentó por aquellas muertes a manos de sectores intransigentes.
Al término de la charla este hombre pronosticó un negro futuro para la juventud, siempre y cuando no se organice y luche por sus derechos. De igual manera se lamentó por el estado del bienestar perdido durante los últimos años y auguró una nueva lucha para recuperarlo.
Esta es una prueba de que nada se consigue gratis, de que no se puede ser permisivo con los atropellos de la política y de que incluso una persona que no verá el lejano futuro puede tener la esperanza de que nosotros, los jóvenes, mantengamos encendida la llama que prendieron nuestros padres y abuelos.
Nahuel Pinto Cavilla 2º Bat A
A las doce y media de esta mañana el señor Joaquín Navarro llegaba a nuestro instituto, acompañado de su
mujer y escoltado por parte del departamento de Historia. Pocos minutos después comenzaba el relato de su vida, interesante y muy marcada por las circunstancias políticas de la época.
Desescolarizado demasiado pronto, este hombre se vio obligado a trabajar desde niño en medio de la posguerra española. Cuando el trabajo fue más escaso decidió marchar a Francia, donde se afilió por primera vez al Partido Comunista, que representaría parte de su familia los siguientes años.
Uno de los arriesgados trabajos que realizó este hombre fue el de llevar propaganda comunista desde Francia a España, donde estaban prohibidos los partidos políticos y el Partido Comunista era especialmente perseguido. Cuando pasaron los años, este hombre regresó definitivamente a España y comenzó una carrera de activismo sindicalista, incitando a la huelga y formando parte del sindicato vertical.
Nefastas fueron las circunstancias de un 24 de enero de 1977 en el que cinco "camaradas" de este icónico anciano fueron asesinados, sin embargo, su comentario al respecto no fue del todo negativo: habló de que aquello aceleró la transición, y, finalmente, inundado de culpabilidad, se lamentó por aquellas muertes a manos de sectores intransigentes.
Al término de la charla este hombre pronosticó un negro futuro para la juventud, siempre y cuando no se organice y luche por sus derechos. De igual manera se lamentó por el estado del bienestar perdido durante los últimos años y auguró una nueva lucha para recuperarlo.
Esta es una prueba de que nada se consigue gratis, de que no se puede ser permisivo con los atropellos de la política y de que incluso una persona que no verá el lejano futuro puede tener la esperanza de que nosotros, los jóvenes, mantengamos encendida la llama que prendieron nuestros padres y abuelos.
Nahuel Pinto Cavilla 2º Bat A
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