Absentismo mental
Desde
el inicio del curso académico, muchos han sido los profesores que
han
acusado las numerosas ausencias por parte del alumnado de segundo
de bachillerato, y muchos otros la falta de estudio de los mismos. No
cabe duda alguna de que tanto el absentismo escolar como el poco
estudio son dos problemas importantes en el apartado académico que
repercuten directamente en las notas de los alumnos, pero, ¿qué
supone que el alumno esté “ausente”, aun acudiendo a clase?
Una
gran mayoría de los contenidos presentes en una asignatura se
imparten “por vía oral”, siendo la información no impartida en
clase escasa o directamente nula (dependiendo del nivel). Esto
significa que el perjuicio que causa la ausencia “en espíritu”
es igual al que ocasiona la inasistencia.
Si
bien el absentismo escolar se considera un grave problema de la
educación actual, que incluso está penalizado por ley, el hecho de
simplemente no prestar atención o estar distraído en clase es un
mal “no diagnosticado”: aquel alumno que no está atento no es
considerado desconocedor de los conocimientos que no ha adquirido por
estar “ausente”. Por este motivo, muchos alumnos que en principio
deberían ser solventes por su asistencia perfecta se demuestran
incapaces o faltos de conocimiento, lo que repercute directamente en
los resultados del alumno.
En
conclusión: la verdadera utilidad de ir a clase no es evitar la
horrible marca roja en la hoja de asistencia, sino adquirir una serie
de conocimientos que hagan el estudio en casa más ligero y que
sirvan para afianzar las capacidades que se nos tratan de inculcar,
así que, antes de ir a clase para mirar por la ventana, yo
recomiendo a los alumnos mirar por la ventana de sus moradas: así al
menos se sabrá que no está aprendiendo.
Nahuel Pinto Cavilla, 2º Bchto. A
Nahuel Pinto Cavilla, 2º Bchto. A
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